19/02/2017

Tucumán

Postal de ciudad

Dos nenes limpian los vidrios en una esquina de San Miguel de Tucumán sin saber los universos de significado que entran en pugna entre sus camisetas y sus escobillas.
Postal de ciudad | El Diario 24 Ampliar (2 fotos)

Dos nenes, uno con la camiseta de San Martín y el otro con la de Atlético, limpian los vidrios en las afueras de San Miguel de Tucumán.

Era el mediodía del sábado en otra jornada en la que el termómetro superaba tranquilo los 30 grados en Tucumán, todavía no se veía ni una nube de la tormenta que se vendría después y el pavimento ardía en la avenida Francisco de Aguirre.

En la esquina de la Ejército del Norte, parado en el semáforo empiezo a buscar por todos los resquicios del auto alguna moneda o billete, era la tercera vez que me limpiaban el parabrisas pero siempre aparece el recuerdo de la canción "El imbécil" de León Gieco que no me deja decirles que no a los chicos que vienen con su botellita de agua y detergente.

Esta vez eran dos y estaban "para sacarles una foto" como diría alguna tía, uno con la camiseta de Atlético y el otro con la de San Martín, parecían nuevas porque brillaban bajo el sol contundente que no dejaba sombras. Después de hacer la vaquita me animo y les pido la foto, ellos se abrazaron, sonrieron, posaron, hicieron alguna mueca y salió.

Los bocinazos desde atrás no permitieron saber ni sus nombres ni sus edades, pero ahi quedó la instantánea, mientras en las redes sociales Decanos y Cirujas sacan a relucir sus miserias, producto de los mareos del ego y la envidia que generan este presente del fútbol tucumano que es sin dudas el más grande de su historia, acá hay dos que se abrazan y sonríen sin problemas.

Allá en la esquina de un semáforo donde se termina la ciudad quedaron dos chicos en una postal de lo que es Tucumán ahora: con la injusticia de tener que laburar a la edad en la que hay que jugar, limpiando vidrios y recibiendo el desprecio desde un polarizado que esconde una mejor suerte, mientras otros como ellos buscan una carpeta de Messi o Spider Man para volver a la escuela; con la pasión futbolera que no sabe de clases sociales, de marcas ni de horarios; y con la esperanza también de dos changuitos que aunque cargan todas esas mochilas de grande, siguen jugando y viviendo en ese mundo adulto con la camaradería que tienen nomás los chicos "donde el mundo es un chocolatín" como escribió el Flaco Spinetta. Sí, en la foto se ve que queda todavía esperanza, pero hay que agarrarla rápido. ©eldiario24.com






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